Sus luchas, las lágrimas, las sonrisas y los triunfos personales, familiares y sociales son el principal aliciente para seguir creyendo que existen otras formas y otros caminos.
Todos nosotros somos ejemplo para Colombia, aunque el olvido y el desconocimiento intencionado de los gobiernos de turno que han querido hacernos invisibles, hoy más que nunca nos une y los esfuerzos alrededor de la verdad son mayores, una palabra que reúne los sentimientos de miles de víctimas y la esperanza para entender y superar un conflicto.
Con total orgullo, reconocimiento y estimación por todas y todos ustedes, le envío un abrazo de solidaridad para que, desde cada acción de memoria, traigamos la dignificación de nuestros seres queridos y continuemos exigiendo vivir en paz con la esperanza de que nadie más tenga que vivir el rigor de la violencia.
Carlos Ojeda
Director de Fasol