Fueron varias sesiones virtuales en las que tuvimos la oportunidad de aportar información de los avances de Fasol en un contexto tan complejo como el que vive nuestro país actualmente. La agenda diaria está marcada por el recrudecimiento de la violencia, los ataques a la justicia y la implementación de los acuerdos de paz y una emergencia sanitaria por la pandemia que no nos ha permitido tener un contacto directo con nuestra población, por nombrar solo algunos elementos relevantes.
Este tipo de ejercicios de evaluación no tienen como objetivo calificar o descalificar proyectos o instituciones, pero si centran su análisis en medir o calcular cómo las acciones que se realizan tienen un impacto en la población. Reitero mi comentario, en un escenario tan complejo como el que vivimos.
Por supuesto que, afrontar los retos marcados por el contexto no tendrían este éxito sin el gran sentido de compromiso y participación de los destinatarios en las diferentes regiones. El proceso de adaptación a la virtualidad fue una garantía para continuar con los objetivos y un aliciente para todo el equipo que tuvo que actuar rápido frente a algo que en ningún plan de contingencia existía: trabajar para la gente, estando lejos de ella.
En la reunión final con los profesionales encargados de este proceso, de nuevo confirmamos que más allá de los indicadores, ejecución de actividades o presupuestos; el valor más grande que puede tener un proyecto es la expresión de su población en: sus discursos, su participación y sus acciones resilientes individuales y colectivas, esta es la verdadera configuración de la construcción de paz.
En conclusión, la evaluación externa nos permitió sentirnos satisfechos con lo realizado hasta ahora. Podemos hablar con franqueza de procesos de formación, de pasos muy serios en la construcción de la memoria, de espacios virtuales de visibilización y debate en temas de justicia, de solidaridad y lazos fraternos en las condiciones de aislamiento y confusión; y por encima de todos estos logros, podemos sentir a una población destinataria con una capacidad de análisis de las realidades, con deseos de construir paz, de reconciliarse con la vida y la guerra y de reconstruir la memoria y el tejido social.
Participar en una Corporación que, sin perder su identidad, ha podido adaptarse y continuar vigente para contribuir en la superación de esas realidades que buscan sumergir a nuestro país en los deseos oscuros de codicia y poder de unos pocos. Cuando todos estos aspectos se pueden leer entre líneas de informes, documentos y entrevistas, nos llenamos de orgullo y satisfacción al poder participar en este maravilloso proceso llamado Fasol.
Infinitas gracias por permanecer allí, ustedes son la razón de nuestra labor.
Carlos Ojeda S.