Durante la capacitación, cada caso fue atendido de manera individual, se resolvieron dudas específicas y se entregaron pautas concretas para que cada persona pueda continuar sus trámites de manera adecuada. La claridad brindada generó gran tranquilidad entre los asistentes, quienes expresaron su agradecimiento por la asesoría y el acompañamiento recibido.

De forma paralela, los niños participaron en un taller creativo donde, a través del dibujo y la exploración artística, trabajaron sus emociones. Este espacio permitió transformar sentimientos difíciles en expresiones simbólicas cargadas de resiliencia, resaltando la capacidad de los más pequeños para convertir el dolor en nuevas formas de belleza y fortaleza.

En horas de la tarde, las familias se reunieron en un mismo espacio para compartir el tradicional juego del regalo robado, una actividad que permitió la integración, el humor y el respeto colectivo. Más adelante, se desarrolló el espacio de acompañamiento psicosocial, donde afloraron emociones profundas: tristeza, dolor acumulado y también alivio. A través de ejercicios guiados, se facilitaron momentos de contención y escucha, que concluyeron con un cierre simbólico en el que las personas pudieron “dejar en la novena” sus cargas emocionales.

La jornada finalizó con una cena comunitaria, cargada de cercanía y gratitud. Las familias destacaron que para ellas FASOL es una familia extendida, un espacio donde se sienten vistas, acompañadas y comprendidas. Aunque muchas llegan desde la tristeza, afirmaron que encontrarse con el equipo siempre representa una luz distinta: un lugar donde el dolor se transforma en compañía, dignidad y esperanza.

FASOL continuará generando estos escenarios de encuentro y memoria, reafirmando su compromiso con el bienestar emocional, jurídico y humano de las víctimas del sector judicial en todo el país, con el apoyo de aliados como el Ministerio de Justicia y del Derecho, cuyo respaldo hizo posible esta jornada transformadora.